lunes, 21 de mayo de 2012

¿Cómo evitar un pánico bancario? Es la mayor amenaza a corto plazo para el euro

¿Qué puede destruir realmente la Eurozona? Los cacareados desequilibrios entre países son importantes, pero no son suficiente a corto plazo. Lo que puede acabar con la Eurozona es un pánico bancario generalizado y que miles de personas saquen su dinero de la banca de sus países, y hay que evitarlo.
Al menos esa es la teoría de Wolfgang Münchau, columnista del Financial Times, que da tres razones para descartar la economía real como detonante de una ruptura del euro. Primero, la brecha de competitividad no es tan grande como se dice, ya que al comienzo de la moneda única Alemania entró con un tipo de cambio sobrevaluado, por lo que se ha exagerado el ajuste de la última década.
Segundo, los desequilibrios entre los países con déficit y los países con superávit se están corrigiendo, si bien lentamente, aunque Münchau asegura que el BCE debería elevar su objetivo de inflación para que el proceso siga adelante. Por último, la falta de competitividad puede implicar miseria, pero no tiene que provocar una ruptura de la Eurozona.

Un pánico bancario

Ante esta situación, cree que un pánico bancario generalizado en varios países podría colapsar la Eurozona. Hace tiempo que en Grecia está ocurriendo, pero ahora las miradas también se dirigen a Italia y a España, como ha recordado hoy en la CNBC el famoso analista Jim Cramer.
¿Cuál es el problema para evitar esto? Un estado soberano tiene instrumentos para controlar esta situación: garantías de depósitos, restricciones a la retirada de efectivo y operaciones de liquidez de emergencia, como se pudo observar con la caída de Northern Rock en Reino Unido al inicio de la crisis. El problema es que la Eurozona no es un estado.
Münchau asegura que una retirada masiva de dinero de un banco en problemas es perfectamente racional, y en el caso de Grecia, ante el riesgo real de abandono del euro, es perfectamente racional sacar el dinero del país. Mervyn King, actual gobernador del Banco de Inglaterra, aseguró que aunque puede no ser racional iniciar un pánico bancario, es racional participar en él una vez empezado.
Siguiendo con Grecia, en el caso de que abandone la Eurozona, será prácticamente seguro que imponga controles de capital y alguna clase de corralito. Pero teniendo en cuenta que actualmente el coste de transferir los ahorros de Atenas a Francfort es mínimo, esto supone un seguro muy barato ante un evento (salida del euro) potencialmente catastrófico, y es lógico que los ahorradores griegos se protejan.

¿Hay que sacar el dinero de Bankia?

Münchau dirige sus miradas a España y a Bankia y se pone en la piel de un cliente de la entidad. Este hipotético cliente debe hacerse las siguientes preguntas: ¿es claro el balance del banco? ¿Es creíble el Fondo de Garantía de Depósitos? ¿Es ahora más seguro una vez nacionalizado?
"Mi respuesta sería no, no, y no", defiende el columnista. Sin ayuda de Europa, España se enfrenta al mismo problema de Irlanda: el Estado está demasiado débil como para dar suficientes garantías a su sector bancario. De momento no hay salidas masivas de depósitos, pero "quizá sería racional" participar en una en el banco, según Munchau.
¿Y cómo evitar esto? Lo que hace tan letal el pánico bancario en la Eurozona es el marco legal. La UE consagra la libertad de movimientos de trabajadores, bienes, servicios y capitales. Este último punto impide que se impongan restricciones entre miembros de la Unión, por lo que se pueden imponer controles a los capitales en dirección a Suiza, pero no a Alemania, por ejemplo.
Ante esto, la única solución que podría eliminar la amenaza de un pánico bancario en la Eurozona sería un fondo de garantía de depósitos y un esquema para la disolución de bancos en problemas para todos los países de la Eurozona.
En suma, todos los bancos de la Eurozona deberían dejar de estar bajo el control de sus propios países, que el BCE se convirtiera en el auténtico regulador y supervisor de la banca europea. Con ello, no se resolverían todos los problemas de la Eurozona, concluye Münchau, pero al menos se podría frenar la dinámica que podría destruirla pronto.

R. L. / elEconomista.es
21/05/2012

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