Llevo 10 años en el mercado de divisas. Y he visto que el mismo se mueve en función de variables fundamentales que, con alguna excepción, siempre son las mismas.
Por un lado, los informes macroeconómicos, cuyo impacto es mayor o menor en función del país en que se publica, y la situación de la moneda de ese país. Claro, con el Dólar alcista, el impacto de un dato positivo para la economía de Estados Unidos será mucho más favorable para esa moneda, que con esta a la baja.
Y así sucede en general, con todos los informes.
Últimamente, con la aparición, con mucha fuerza, de China, más allá de que el tipo de cambio del Yuan ante el Dólar, y por lo tanto ante todas las divisas, está intervenido por el gobierno comunista, la inflación de ese país, el PBI, y otros datos también generan movimientos en las divisas.
Y durante este año, la casi entrada en cesación de pagos de Estados Unidos, la deuda de los países europeos en dificultades, un terrible sismo en Japón y un golpe de mercado con el Franco suizo, también provocaron situaciones algo extrañas.
Pero si la marcha de los mercados ya depende de una llamada telefónica, como se espera, entre los líderes de Alemania, Francia y Grecia, algo está muy mal.
De acuerdo a lo que se ve, de esa llamada dependen demasiadas cosas, la primera de las cuales es la entrada o no en default de Grecia, y de allí, se escalonan muchas más, a saber:
Si Grecia entra en default, produciría la quiebra de varios bancos que compraron su deuda, bancos que ahora aparecen como víctimas pero que indujeron a sus clientes a invertir en un país cuyos problemas eran evidentes desde hace años, y que justamente por ello pagaba mucho más por sus bonos que los demás. Una lluvia de subsidios y beneficios sociales sin sustento era el motivo, y lo sigue siendo.
Varios países cuya capacidad de pago se está poniendo en duda, podría acrecentar sus problemas, entre los cuales hay dos grandes “jugadores” en el concierto internacional: Italia, miembro del G7, y España, hasta hace poco décima economía del mundo.
El Euro se vería más cuestionado que nunca como moneda nacional de los países que lo han adoptado. La moneda que apareció para vencer la hegemonía del Dólar, la misma que llegó a tener injerencia en la cotización del petróleo hace unos años, la que China eligió para diversificar sus reservas, y que fue elogiada en todo el mundo, podría aparecer vapuleada, y quedar como un experimento que terminó en fracaso, para los mismos que hasta hace poco pronosticaban una caída sin retorno del Dólar.
Lógicamente, las acciones de todas las bolsas del mundo entrarían el colapso. Empresas de primerísima línea perderían centenares de millones, miles de empleos se destruirían, recesión global, desastre total.
Con el panorama expuesto, si la llamada en cuestión no tiene resultado positivo, convendrá ajustarse los cinturones.
No será que las cosas se tendrán que reacomodar, de a poco, y habrá que buscarles una solución sustentable, en la que no deberá faltar liderazgo político, y sobre todo una toma de decisiones que deje de lado las ambiciones de permanecer en sus cargos por parte de los políticos de turno?
Parece mucho que todo dependa de una llamada. Igualmente, confiemos en que las compañías telefónicas no fallen justo hoy.
Adrián Aquaro
Director Trader College
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