Como si de una gripe de primavera se tratara, el rescate chipriota ha supuesto una nueva oleada de convulsiones para el sistema financiero europeo, que había vivido un invierno inusualmente tranquilo ¿Cómo es el sistema bancario de esta pequeña isla mediterránea que está removiendo una vez más al de sus vecinos?
Finalmente el rescate a Chipre se acordó. Tras muchos meses de incertidumbre, el gobierno chipriota ha logrado que la Unión Europea y los socios que componen la Troika accedan a dar asistencia financiera a un país que ha visto como en los últimos años su economía y su sistema financiero iban desmoronándose como un castillo de naipes.
Apenas 10.000 millones de euros, una cuarta parte del dinero que ha recibido España para rescatar a sus bancos y que han supuesto decenas de horas de conversaciones con un gran escollo al principio y una solución salomónica que, al final, está repercutiendo en los bancos de los países de la periferia. Esa “insignificante” cifra ha vuelto a poner en jaque al conjunto del sistema de los 27.
En un principio, la Unión Europea condicionaba el rescate a que el país potenciara las medidas de lucha contra el blanqueo de capitales. No hay que olvidar que uno de los pilares de la economía del país –junto al turismo- era la captación de flujos de dinero procedentes, básicamente, de países como Rusia y Ukrania gracias a un sistema fiscal laxo.
Los 10.000 millones de euros que destinará la Troika a Chipre servirán para ayudar a financiar al gobierno del país y para recapitalizar el sistema financiero y evitar así su colapso. Pero lo que ha ocasionado el pánico entre los inversores ha sido las condiciones que ha puesto la Unión Europea para ofrecer este dinero.
Con Chipre se ha ensayado un sistema que hasta ahora había sido un tabú para los inversores: tocar el dinero de los depositantes, de los ahorradores. Los depósitos de más de 100.000 euros sufrirán una quita de hasta el 60%.
Se rompe así un statu quo no escrito que aseguraba que los ahorradores eran intocables. Por primera vez, además, un acuerdo de rescate implica la liquidación ordenada de una entidad financiera, el banco Laiki, el segundo del país.
El rescate
Con los 5.800 millones que se van a obtener con esta fórmula se ayudará a la recapitalización de un sistema financiero anormalmente grande para un país de ese tamaño. Pero, ¿cómo son los bancos chipriotas, podrían sufrir otras entidades financieras un trato parecido?
Lo primero que hay que señalar es que el sector bancario chipriota no se parece en nada al de otros países. En este caso, su tamaño es elefantiásico. Los activos de los bancos de la isla son equivalentes a 8 veces el PIB, un tamaño sólo equiparable al de las entidades irlandesas antes del rescate.
Pero, al contrario de lo que pasa en la mayor parte de los países europeos, la parte de estos activos que está compuesta por deuda es tan insignificante que no serviría para aportar esos 5.800 millones de euros.
A pesar de lo controvertida que ha sido la medida, el único saco en donde se podía meter la mano para obtener esa cantidad eran los depósitos. En el caso del rescate español, por ejemplo, se ha echado mano a las preferentes que en las entidades “asistidas” han pasado a valer un 10% de su precio inicial.
Pero el caso chipriota ha servido, como señalaba hace unos días un editorial de El Confidencial, para “dar una patada a las mafias rusas en el culo de los chipriotas”. Hay que recordar que una cuarta parte de los depósitos de los bancos del país son de no residentes y hay que señalar, además, que al igual que ocurre en muchos paraísos fiscales, hay residentes que no residen en la isla.
Quizá eso explique que el número de empresas registradas en Chipre haya crecido exponencialmente desde 87.000 en 1996 a casi 280.000 en 2012, según los datos del propio ejecutivo.
¿Por qué se ha hundido el sistema financiero chipriota?
Al igual de lo que ha pasado en otros países, como España, el sistema se ha enfrentado a un alto endeudamiento de los hogares, la explosión de la burbuja inmobiliaria y la recesión económica. Por si fuera poco, la cercanía y la dependencia de Grecia han pasado factura tanto a la actividad, como al sistema financiero, ya que los bancos chipriotas tenían el 10% del capital de las entidades de sus vecinos.
Pero la crisis económica, unida al rescate griego –y la posterior quita de la deuda de los bonos helenos- ha provocado que en los últimos años los bancos del país hayan presentado abultadas pérdidas. Desde 2010 los cuatro principales bancos del país han registrado números rojos por un importe de más de 7.000 millones de euros, lo que ha afectado gravemente a sus niveles de capital.
Además, como pasa en otros países, los bancos de ese país se habían vuelto muy dependientes de la financiación del BCE que amagó con cerrar el grifo si Chipre no se ponía de acuerdo con la UE en las condiciones de un rescate.
Al igual que ocurre en España el sistema financiero chipriota se está viendo muy afectado por el sector inmobiliario.
Desde 2008 el precio de la vivienda sólo ha caído un 17%, por lo que se espera que siga descendiendo en los próximos meses. Por lo tanto, aunque hay algunas similitudes, las diferencias del sector financiero de este país con el de otros, como el español o el italiano, también son evidentes.
Apenas 10.000 millones de euros, una cuarta parte del dinero que ha recibido España para rescatar a sus bancos y que han supuesto decenas de horas de conversaciones con un gran escollo al principio y una solución salomónica que, al final, está repercutiendo en los bancos de los países de la periferia. Esa “insignificante” cifra ha vuelto a poner en jaque al conjunto del sistema de los 27.
En un principio, la Unión Europea condicionaba el rescate a que el país potenciara las medidas de lucha contra el blanqueo de capitales. No hay que olvidar que uno de los pilares de la economía del país –junto al turismo- era la captación de flujos de dinero procedentes, básicamente, de países como Rusia y Ukrania gracias a un sistema fiscal laxo.
Los 10.000 millones de euros que destinará la Troika a Chipre servirán para ayudar a financiar al gobierno del país y para recapitalizar el sistema financiero y evitar así su colapso. Pero lo que ha ocasionado el pánico entre los inversores ha sido las condiciones que ha puesto la Unión Europea para ofrecer este dinero.
Con Chipre se ha ensayado un sistema que hasta ahora había sido un tabú para los inversores: tocar el dinero de los depositantes, de los ahorradores. Los depósitos de más de 100.000 euros sufrirán una quita de hasta el 60%.
Se rompe así un statu quo no escrito que aseguraba que los ahorradores eran intocables. Por primera vez, además, un acuerdo de rescate implica la liquidación ordenada de una entidad financiera, el banco Laiki, el segundo del país.
El rescate
Con los 5.800 millones que se van a obtener con esta fórmula se ayudará a la recapitalización de un sistema financiero anormalmente grande para un país de ese tamaño. Pero, ¿cómo son los bancos chipriotas, podrían sufrir otras entidades financieras un trato parecido?
Lo primero que hay que señalar es que el sector bancario chipriota no se parece en nada al de otros países. En este caso, su tamaño es elefantiásico. Los activos de los bancos de la isla son equivalentes a 8 veces el PIB, un tamaño sólo equiparable al de las entidades irlandesas antes del rescate.
Pero, al contrario de lo que pasa en la mayor parte de los países europeos, la parte de estos activos que está compuesta por deuda es tan insignificante que no serviría para aportar esos 5.800 millones de euros.
A pesar de lo controvertida que ha sido la medida, el único saco en donde se podía meter la mano para obtener esa cantidad eran los depósitos. En el caso del rescate español, por ejemplo, se ha echado mano a las preferentes que en las entidades “asistidas” han pasado a valer un 10% de su precio inicial.
Pero el caso chipriota ha servido, como señalaba hace unos días un editorial de El Confidencial, para “dar una patada a las mafias rusas en el culo de los chipriotas”. Hay que recordar que una cuarta parte de los depósitos de los bancos del país son de no residentes y hay que señalar, además, que al igual que ocurre en muchos paraísos fiscales, hay residentes que no residen en la isla.
Quizá eso explique que el número de empresas registradas en Chipre haya crecido exponencialmente desde 87.000 en 1996 a casi 280.000 en 2012, según los datos del propio ejecutivo.
¿Por qué se ha hundido el sistema financiero chipriota?
Al igual de lo que ha pasado en otros países, como España, el sistema se ha enfrentado a un alto endeudamiento de los hogares, la explosión de la burbuja inmobiliaria y la recesión económica. Por si fuera poco, la cercanía y la dependencia de Grecia han pasado factura tanto a la actividad, como al sistema financiero, ya que los bancos chipriotas tenían el 10% del capital de las entidades de sus vecinos.
Pero la crisis económica, unida al rescate griego –y la posterior quita de la deuda de los bonos helenos- ha provocado que en los últimos años los bancos del país hayan presentado abultadas pérdidas. Desde 2010 los cuatro principales bancos del país han registrado números rojos por un importe de más de 7.000 millones de euros, lo que ha afectado gravemente a sus niveles de capital.
Además, como pasa en otros países, los bancos de ese país se habían vuelto muy dependientes de la financiación del BCE que amagó con cerrar el grifo si Chipre no se ponía de acuerdo con la UE en las condiciones de un rescate.
Al igual que ocurre en España el sistema financiero chipriota se está viendo muy afectado por el sector inmobiliario.
Desde 2008 el precio de la vivienda sólo ha caído un 17%, por lo que se espera que siga descendiendo en los próximos meses. Por lo tanto, aunque hay algunas similitudes, las diferencias del sector financiero de este país con el de otros, como el español o el italiano, también son evidentes.
Ana Linares, Redacción Estrategias de Inversión
12/04/2013
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