En la imagen, algunos banqueros centrales: Janet Yellen y Ben Bernanke (de la Fed), Mario Draghi y Jean Claude Trichet (del BCE), Raghuram Rajan (La India), Haruhiko Kuroda (Japón), Zhou Xiaochuan (China) y Elvira Nabiullina (Rusia).
El Fondo Monetario Internacional (FMI) se prepara para revisar a la baja las previsiones de crecimiento mundiales, mientras tanto los banqueros centrales se quedan sin munición para luchar contra el estancamiento. La política monetaria necesita ayuda de la política fiscal para desenredar la situación actual. Un mayor gasto y una reducción de impuestos global podrían ser dos buenas medidas, según los economistas.
Según cálculos de Bank of America, los bancos centrales han reducido los tipos de interés en unas 600 veces desde el colapso de Lehman Brothers en 2008. A día de hoy, tanto el BCE como el Banco de Japón no han descartado ampliar las compras de bonos, pero existen dudas de que los quantative easing hayan logrado los objetivos esperados en un primer momento. Es cierto que los tipos de interés de los bonos se ha desplomado y los precios de los mismos han subido, pero el crecimiento económico es débil y los precios siguen congelados.
Esta situación está llevando a los economistas a considerar la necesidad de que los gobiernos comiencen a tomar el mando del rescate de la economía. El célebre inversor Bill Gross asegura que "la política monetaria se ha quedado sin fuerzas para conseguir crecimiento real e inflación. Es momento de que la política fiscal ocupe su lugar para llevarnos a donde queremos ir".
Aunque en 2009 los presupuestos públicos gozaron de mayor libertad para amortiguar el golpe de la crisis, los gobiernos iniciaron poco después una senda de recortes y dejaron a los bancos centrales la misión de reanimar la demanda.
La austeridad es a día de hoy un objetivo en gran parte de Europa, a pesar del auge de algunos partidos que defienden un mayor gasto público. El presupuesto público se ha reducido y está presentando superávits. El B-20, una cumbre en la que se reúnen economistas de prestigio, banqueros centrales y ministros de Finanzas, han calculado que se podrían generar 100 millones de nuevos puestos de trabajo gastando unos 6 billones de dólares para construir las infraestructuras que se necesitan hasta 2030.
Steven Englander, estratega de Citigroup, cree que la respuesta debe ser contundente, como el helicóptero lanzando dinero que propuso Milton Friedman. Este economista denomina 'fusión fría' a la estrategia que deben adoptar los gobiernos, que es reducir impuestos y aumentar el gasto. El banco central debe cubrir ese mayor endeudamiento temporal de los gobiernos incrementando la compra de bonos públicos con un compromiso permanente.
Monetizar la deuda
"Políticamente resulta complicado para los bancos centrales aceptar la monetización de la deuda pública, pero esperamos que los bancos centrales hagan un guiño para financiar las políticas fiscales de los Gobiernos", explicó Englander en un informe dirigido a sus clientes.
El resultado de esta políticas sería dar mayor poder adquisitivo a los agentes económicos, inyectando dinero directamente en la economía, lo que ayudaría reanimar la actividad económica y la inflación. La rentabilidad de los bonos a largo plazo subiría, pero los rendimientos de los bonos a corto plazo ajustados por la inflación se volverían negativos.
"Cada vez está más claro que la ausencia de una política fiscal fuerte es una de las razones por las que la recuperación no está siendo satisfactoria. Con los tipos de interés cerca de cero, la política fiscal será necesaria para amortiguar los efectos negativos del desempeño de algunas economías", asegura Englander.
Michala Marcussen, director de economía global Société Générale, comenta que "en una escenario de riesgo como el actual, en el que nos acercamos al abismo, debería irse un paso más allá para que tome posiciones una política fiscal expansiva".
Autor: BLOOMBERG
Webgrafia: elEconomista.es
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