Dejó poco la semana en el mercado de divisas. Tan solo una baja el euro, lógica por la situación que vive Europa, y una fuerte caída del yen que se frenó exactamente en el valor de llegada de la última intervención del Banco de Japón, a fines de octubre pasado, pero que le alcanzó antes para llegar a su mínimo de julio de 2011, cuando comenzó su último movimiento alcista, ante el casi default que sufrió Estados Unidos en esos días.
El resto de las monedas con poco ritmo, sobre todo el dólar canadiense, muy dependiente del petróleo, que a su vez osciló entre los 103 y los 98 dólares por barril. El dólar australiano un poco más volátil, pero amenazando con perder su tendencia alcista de mediano plazo.
Desde lo fundamental, queda la penosa imagen de los desmanes en Atenas, de una población que resiste un ajuste aprobado por el parlamento griego, y también por el Gobierno, pero cuyos efectos nadie en el resto de Europa parece creer.
Teóricamente, comenzaría una nueva etapa en la vida de Grecia. Pero se sabe que estos planes solo generan mayor desempleo y recesión. Europa lo sabe, y tiene un discurso público que defiende la integridad de la eurozona, y toma medidas (o mejor dicho, no las toma, y ahí está el problema), que tienden a echar a Grecia del euro, y hacerla quedar como única culpable de la crisis.
Prueba de todo esto son los cambios continuos que Europa le exige a Grecia para extender su “generosa” mano y enviarle dinero para salvarla de la quiebra, con un agregado absurdo conocido días atrás: o ajustan 300 millones de euros, o no les enviamos… 130.000!!
El costo que esto tendría no es tan grave en términos económicos como políticos. Con los acreedores dispuestos a perder la mitad de su capital invertido en Grecia, y la otra mitad casi resuelta por el Banco Central Europeo y otros organismos, la cuestión es ver como se las arreglará Merkel junto a Sarkozy (este último enfrenta elecciones presidenciales este año), para explicarle a sus socios que el proyecto político que significa el euro comienza a sufrir bajas.
Pero esto de ninguna forma hará colapsar al sistema financiero mundial, ni generará recesión global, ni las enormidades que los propios políticos europeos amenazan si no se llega a un acuerdo. Un acuerdo que ellos mismos entorpecen adrede, cada día con menor disimulo.
En Estados Unidos, la inflación minorista fue menor de lo esperado en enero, pero los principales indicadores siguen siendo favorables a la recuperación económica que se viene vislumbrando desde hace varios meses. Las acciones del NYSE crecen a máximos de mayo de 2008, y por ahora, salvo correcciones puntuales, no se ven correcciones importantes en el corto plazo.
Es allí, sobre todo, donde se explica la debilidad del dólar en todos los frentes.
La semana que viene volverá a tener ingredientes similares. Reuniones cumbres, decisiones postergadas, y así sucesivamente, mientras puedan seguir jugando con fuego. El día que el incendio llegue, esto es vencimientos de deuda, o salarios públicos impagos, los políticos y funcionarios de bancos centrales dejarán de jugar al diálogo, a la mesura, a la postergación, y deberán tomar medidas, a las apuradas, como ya sucedió varias veces.
Por el momento no se esperan movimientos muy profundos en las monedas, aunque siempre hay sorpresas. No parece que las mismas provengan de los datos macro más conocidos, puesto que no son informes líderes. Pero las declaraciones, versiones y definiciones de Europa volverán a ser, nuevamente, la fuente de inspiración de los mercados financieros para actuar.
Buena semana para todos.
ADRIAN AQUARO
DIRECTOR-TRADER COLLEGE
DIRECTOR-TRADER COLLEGE
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