El presidente chino Xi Jinping. PHOTO: DAMIR SAGOLJ/REUTERS
BEIJING. Poco antes de emprender su viaje a Estados Unidos, el presidente chino Xi Jinping defendió la gestión económica de su gobierno y dijo que la desaceleración del crecimiento y las fluctuaciones del mercado chino no detendrán la marcha de las reformas necesarias [al sistema económico del país].
La intervención del gobierno en los últimos meses para detener la abrupta caída de los mercados bursátiles fue necesaria para “calmar los riesgos sistémicos”, dijo Xi en respuestas escritas a preguntas de The Wall Street Journal. El mandatario comparó la intervención de su gobierno con las que realizan otros gobiernos en “algunos mercados extranjeros maduros.”
Respecto a la desaceleración, que parece más aguda de lo que los mercados globales y Beijing anticipaban, Xi instó a los inversionistas extranjeros a pensar a largo plazo y comparó a China—la segunda mayor economía del mundo—con un buque en un mar agitado.
“Cualquier barco, por muy grande que sea, puede en ocasiones navegar por aguas inestables en alta mar”.
Xi, quien comienza su visita a EE.UU. en Seattle este martes, restó importancia a las diferencias que han desestabilizado las relaciones entre ambos países, incluyendo la seguridad cibernética y la construcción, por parte de Beijing, de islas artificiales en el Mar Meridional de China. El mandatario dice que China no es una potencia militar aventurera y que quiere trabajar junto con Washington para hacer frente a los desafíos del mundo. En las últimas semanas, las preocupaciones sobre la oscilante economía china y sus posibles efectos sobre las intenciones del régimen chino de seguir adelante con las reformas, fueron incluidas en la agenda de la cumbre entre Xi y el presidente Barack Obama.
El gobierno chino está alentando la transición de una economía impulsada en la industria, que está perdiendo su brío, a otra motorizada por el consumo. Hasta ahora, sin embargo, ese cambio no ha dado sus frutos.
Xi buscó disipar cualquier preocupación de que China esté fallando en esa transición hacia un crecimiento más sostenible: “Al igual que una flecha disparada, que no puede devolverse, vamos a seguir adelante a pesar de todo para cumplir con nuestros objetivos de reforma”.
Respecto a otra medida que sorprendió a los mercados globales—la devaluación de casi el 2% de la moneda china que alimentó las preocupaciones sobre la fuga de capitales— Xi dijo que la reducción de reservas posterior a la devaluación fue normal “y que no hay necesidad de reaccionar de forma exagerada a la misma”.
En los últimos años, el período previo a las cumbres entre EE.UU. y China se ha vuelto más tenso, al igual que las relaciones entre los dos países. Beijing, en particular bajo Xi, ha tratado de usar vigorosamente los recursos económicos, militares y diplomáticos del país para avanzar sus intereses. Entre tanto, el gobierno de Obama ha recibido más presión para que desarrolle estrategias más efectivas para neutralizar una China más asertiva.
A pesar de esas tensiones y de las fricciones tras bambalinas en sus cumbres, Xi y Obama han utilizado sus reuniones pasadas para proyectar en público la imagen de una relación esmerada.
En la entrevista con The Wall Street Journal, Xi hizo referencia a la cooperación entre ambos países en cuestiones urgentes a nivel mundial, a los acuerdos para reducir las emisiones relacionadas con el cambio climático y a los esfuerzos comunes en la negociación de límites al programa nuclear de Irán. En lugar de suplantar a EE.UU., dijo Xi, China quiere trabajar con Washington para mejorar del orden global.
“No creo que ningún país por sí solo sea capaz de reorganizar la arquitectura de la gobernabilidad global hacia sí mismo”, dijo el presidente chino, quien agregó: “Los hechos han demostrado que los intereses de China y los EE.UU. están cada vez más entrelazados”.
En los temas controversiales, Xi se mostró conciliatorio, aunque sin ceder mucho terreno. Dijo que su gobierno trata a todas las empresas de manera justa y desestimó las quejas de las organizaciones empresariales extranjeras en el sentido de que esas regulaciones están siendo utilizadas para entorpecer las empresas extranjeras, en particular las empresas de tecnología de Estados Unidos, y favorecer a los competidores chinos.
Con respecto a la construcción de islas en el Mar de China Meridional, algo que ha alarmado a los vecinos de China y a EE.UU., Xi afirmó que esas islas estarán al servicio de la libertad de navegación (una preocupación clave de Washington), aunque no dijo cómo. También señaló que las restricciones a Internet que han hecho este periódico y otros medios de prensa extranjera fueran bloqueados no serán levantadas y que el gobierno sigue apoyando un proyecto de ley que según grupos sin fines de lucro extranjeros limitará la capacidad de éstos para trabajar con activistas sociales locales.
Xi trató de contrarrestar las acusaciones sobre el robo de secretos comerciales para beneficiar a empresas chinas, un problema para el que la administración Obama está considerando el uso de sanciones disuasivas.
“El gobierno chino no se involucra en el robo de secretos comerciales en ninguna forma, ni alienta o apoyar a las empresas chinas a participar en este tipo de prácticas de manera alguna”, dijo. “Estamos dispuestos a fortalecer la cooperación con la parte estadounidense sobre esta cuestión”.
Xi rara vez habla con medios internacionales. Para esta entrevista por escrito, The Wall Street Journal presentó ante el Ministerio de Relaciones Exteriores de China una docena de preguntas para Xi. El Ministerio reconoció que funcionarios recolectaron datos e investigación para redactar las respuestas, pero que Xi las revisó y corrigió.
Las respuestas a veces brillan con el estilo retórico que ha diferenciado a Xi de sus predecesores inmediatos y que lo ha hecho popular entre muchos chinos. Sus políticas han chocado con la resistencia de intereses creados dentro de China, pero Xi promete “romper [algunas] nueces duras y vadear algunos rápidos peligrosos” en su búsqueda de reformas que apuntalen las soluciones basadas en el mercado.
En general, sin embargo, Xi dejó en claro que el gobierno mantendrá un firme control regulatorio mientras permite que los mercados ejerzan una influencia más amplia en la asignación de recursos. “Eso significa que tenemos que hacer un buen uso tanto de la mano invisible como de la mano visible”, dijo.
Su actual viaje a Estados Unidos, su primera visita oficial desde que asumió el cargo hace casi tres años, pone de manifiesto el poder más amplio que China tiene en el mundo mucho más que las visitas líderes chinos anteriores. En Seattle, Xi se entrevistará entre el martes y el miércoles con altos ejecutivos de Apple Inc., Microsoft Corp., Boeing Co. y otros gigantes empresariales estadounidenses.
Durante el fin de semana participará en Nueva York de las sesiones de las Naciones Unidas, donde preside un panel sobre el empoderamiento de las mujeres. Entre esas dos actividades tendrás sus conversaciones en la Casa Blanca y con los miembros del Congreso. Funcionarios chinos y estadounidenses dicen que “la óptica” de esas reuniones es importante para la imagen de Xi en China.
Preocupante para algunos gobiernos ha sido la capacidad de rápida mejora militar de China en un momento en que Beijing hace valer con más fuerza sus reclamaciones de derecho marítimo. Buques de guerra chinos han recientemente navegado en aguas de Estados Unidos en el Mar de Bering—la primera vez, según el Pentágono, que se han visto naves de la marina de guerra de China en ese lugar—al mismo tiempo que el presidente Obama visitaba Alaska.
Xi dijo que China necesita una fuerza militar acorde con su “vastos territorio, mar y espacio aéreo, y fronteras muy largas”. El ejército chino, dijo, ha beneficiado del mundo, contribuyendo más fuerzas a las misiones de paz de la ONU que otros miembros permanentes del Consejo de Seguridad, y participando en la eliminación de armas químicas de Siria.
“Con el fortalecimiento de nuestro aparto militar y de defensa no estamos en busca de una aventura militar. Eso no ha cruzado nuestra mente “, dijo. “China no tiene ninguna base militar en Asia y no tiene tropas fuera de sus fronteras”.
A pesar de que la armada china opera más lejos de las costas chinas, Xi también ha trabajado para mejorar las comunicaciones con el ejército de Estados Unidos. Las dos partes han llegado a varios acuerdos, uno en reglas de comportamiento cuando los navíos superficiales se encuentran en el mar. Un pacto similar en encuentros de aire está en discusión. Sr. Xi dijo que está en busca de más áreas de convergencia y para disminuir las posibilidades de conflicto.
Autor: CHARLES HUTZLER