miércoles, 6 de marzo de 2013

¿Qué pasará con el petróleo de Venezuela?

WASHINGTON—Algunas de las ramificaciones más significativas de la muerte de Hugo Chávez para Estados Unidos, tanto a corto como a largo plazo, podrían tener poco que ver con la política del fallecido mandatario y más que ver con el petróleo de su país.
Venezuela es uno de los mayores exportadores de crudo del mundo y uno de los cinco mayores proveedores de EE.UU. Como consecuencia, cualquier señal de inestabilidad tras la muerte de Chávez podría alterar los mercados petroleros, impulsar los precios del crudo y afectar la economía global.
Incluso un sucesor chavista —como el vicepresidente Nicolás Naduro— podría tener dificultades para mantener la coalición heterogénea de socialistas, empresarios y militares que se aglutinó alrededor de Chávez.
"La inestabilidad en Venezuela es el verdadero riesgo, porque eso podría tener un impacto dramático en el suministro global de petróleo", afirma Mark Jones, un experto en Venezuela de la Universidad de Rice.
Venezuela produce alrededor de 2,5 millones de barriles de petróleo diarios y suministra cerca de 1 millón de barriles al día a EE.UU. La riqueza petrolera, en especial a mediados de la década pasada, financió la "revolución bolivariana" de Chávez y permitió generosos gastos en programas sociales.
Pero la subinversión crónica en la petrolera estatal, Petróleos de Venezuela, o PDVSA, y la hostilidad contra las firmas extranjeras ha erosionado constantemente la capacidad de producción del país, lo que plantea interrogantes sobre el futuro.
La muerte de Chávez también podría tener consecuencias en toda la región.
Venezuela le provee unos 100.000 barriles de petróleo diarios a Cuba, prácticamente gratis, un subsidio anual de entre US$3.000 millones y US$4.000 millones que podría desaparecer si Chávez es reemplazado por un candidato de la oposición.
Eso sería devastador para Cuba, comparable con los apremios económicos que sufrió la isla luego de la implosión de su principal auspiciante, la Unión Soviética, a comienzos de los años 90.
Venezuela también suministra crudo subsidiado a Nicaragua y lo vende a otros países caribeños con términos preferenciales, lo que significa que cualquier problema político en Caracas podría afectar el crecimiento económico en toda la región.
Quien suceda a Chávez probablemente buscará mantener el comercio de crudo con EE.UU. y, de ser posible, impulsar la inversión en el sector petrolero.
"Hemos tenido esta relación simbiótica; Chávez ha sido una espina diplomática para nosotros, pero su revolución y su régimen se construyeron mayormente con ventas de petróleo a EE.UU., y esa relación probablemente continúe", sostiene Jones.
Analistas petroleros consideran que el candidato opositor Henrique Capriles es más beneficioso para el sector empresarial y alguien que podría tratar de abrir el sector energético de Venezuela a la muy necesitada inversión extranjera, algo similar a las políticas elegidas por el nuevo presidente mexicano, Enrique Peña Nieto.
Pero mientras las principales petroleras de EE.UU. querrían tener acceso a las abundantes reservas de crudo pesado de Venezuela, las expropiaciones anteriores de activos de firmas energéticas extranjeras por parte del gobierno también podrían disminuir el entusiasmo para regresar rápidamente al país.
Para muchos actores de la industria, el problema se reduce a una sola pregunta: ¿las petroleras extranjeras volverían a ser invitadas a Venezuela para revivir su estancada industria petrolera?
"Es la pregunta del millón de dólares si se abrirán o no", dice Bobby Tudor, presidente de la firma de inversión en energía Tudor Pickering Holt Co.
—Ben Lefebvre en Houston contribuyó a este artículo

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