Pasa el tiempo, cambió el año, pero la crisis europea no reconoce calendarios.
Día a día se suman factores que van complicando la situación del viejo continente, a modo de advertencias en el mejor de los casos, y de amenazas en el peor de los mismos.
Hace un tiempo, se escuchaba decir: “España es demasiado grande para caer”. Y lo es, sin duda. Pero está claro que en el mundo de hoy ya nada se mantiene por el nombre, y si no se toman medidas, por grande que uno sea, puede tambalear.
El ejemplo lo hemos tenido en estos últimos días y en los primeros de 2012: Alemania no puede completar una subasta de bonos, Italia paga una tasa acorde a su estatura de país un día, y duplica la misma al día siguiente, y ahora le toca a Francia, que si bien logró colocar deuda, lo hizo a tasas mayores de lo previsto.
El foco de la preocupación de los inversores va virando de la opinión ya devaluada y por eso tal vez algo apagada en estos días de las calificadoras de riesgo, que ven peligro de default en todo el mundo, pero solo basadas en números, a elementos más reales, como el costo que asumen los países para tomar deuda.
Lo que queda cada vez más claro es que se trata de una crisis de confianza y de liderazgo, ya inexistente si no es en lo formal, y no de la economía.
Las crisis económicas se superan con medidas políticas firmes, con decisión, asumiendo riesgos, con aciertos y errores. Pero jamás se superarán con titubeos, con cumbres interminables en las que como en toda cumbre nada se decide, con discursos de dedos levantados pero vacíos de contenido.
Sabe que pasa? No es lo mismo tener poder que autoridad. Los líderes europeos, preocupados por ganar elecciones a costa de quebrar a sus propios países, tienen el poder que le dan sus electores, pero no tienen la autoridad natural que tenían otros, en tiempos pasados.
Estos señores, probablemente ocupados en dar explicaciones de lo que no hacen, no tienen tiempo de ver un simple gráfico, como el que ve Usted o yo cada día, y contemplar como la moneda a la que dicen defender pierde valor ante el resto de las divisas, con especial énfasis en algunos casos.
Por eso, nuevamente me pregunto: cuando Cameron decidió dejar fuera de la Unión a Reino Unido, habrá quedado como un perdedor, como se nos quiso mostrar, o habrá sido el que más ganó?
Viendo como está su moneda, la libra Esterlina, y el euro, al menos a corto plazo es el ganador absoluto. Pero la carrera recién empieza, y nadie sabe cuando y como termina.
ADRIAN AQUARO
DIRECTOR-TRADER COLLEGE
DIRECTOR-TRADER COLLEGE
No hay comentarios :
Publicar un comentario