No bajan las preocupaciones en los mercados financieros, a pesar del discurso sopesado de las autoridades mundiales como el FMI y la Fed sobre el futuro económico y monetario mundial. Más relevante aún, no bajan las preocupaciones a pesar del clarísimo hecho de que en esta ocasión, en este evento de estrés financiero, la gente está vendiendo activos en manada porque la economía de Estados Unidos está mostrando un mejor comportamiento. También es interesante resaltar como la situación de los mercados se está complicando precisamente en la mitad del año. Llama la atención, porque el estrés de mercados actual concuerda, en términos de calendario, con el estrés de mercado que ha ocurrido en los años anteriores.
Repasando la historia, la crisis de mercado de medio año que ocurrió en el 2010 generó 13.9% en pérdidas, antes de que el mercado encontrara un punto de estabilidad y reencontrara su senda alcista. La crisis del 2011 le costó al mercado un 17% y la del 2012 le costó al mercado un 8%. Ahora, valga decir que cada uno de esos episodios de incremento de aversión al riesgo fue seguido por importantes valorizaciones de los mercados accionarios. Valga decir que desde el mínimo alcanzado en el índice S&P 500, cuando este índice tocó 666 en Marzo del 2009, el mercado accionario de Estados Unidos ha rendido un 135%. Mejor dicho, el que metió 100 dólares en acciones de EEUU en Marzo del 2009, hoy tiene USD $234, más un 5.1% adicional por los dividendos que le devengó la inversión.
Entender la sicología de mercado es una necesidad inherente del analista que quiere tener la capacidad de entender los movimientos de los mercados internacionales. Porque seamos sinceros; los mercados son un sistema humano que tiene clarísimos visos de sufrir de ciclotimia. Los humanos somos seres que nos dejamos afectar por cuestiones exógenas, por eventos sobre los cuales no tenemos control, y por esta razón cambiamos de visión de forma tan abrupta.
Por ejemplo, la lluvia puede afectar nuestro estado de ánimo y por lo tanto nuestra visión sobre la benevolencia del devenir, hecho que claramente no conlleva ninguna lógica. El lunes podemos estar de excelente genio, con gran nivel de optimismo a futuro, pero ese mismo viernes podemos estar en una depresión tremenda y por razones totalmente inesperadas. Este es el caso hoy en día, pues la verdad sea dicha, la sangría de los mercados ha probado ser simplemente impresionante. Un par de números para poner en contexto la virulencia que ha demostrado tener la caída de los mercados en esta ocasión. Desde el inicio del año, el índice de deuda soberana de JP Morgan, el famoso EMBI, ha perdido 12.9%, y el índice de deuda local ha perdido 12.5%.
Los TES 2024, midiendo el retorno agregado en dólares, han perdido 14%, y los bonos en Reales (Brasil) al 2024 han perdido la barbaridad de 27% desde que comenzó el año. La bolsa de valores de Brasil está abajo un 30% desde el inicio del año, mostrando una dinámica aún más negativa si se compara con la dinámica que mostró este activo durante la crisis financiera del 2008-2009. Nuevamente, toda esta sangría se debe al hecho de que la economía de Estados Unidos se está comportando mejor. Mejor dicho, estamos matando el mundo porque la economía más grande del mundo está saliendo de cuidados intensivos.
Pero como decía en una columna anterior, que no cunda el pánico. El futuro de esta crisis financiera muy seguramente terminará siendo análoga a la mayoría de eventos de estrés económico y financiero que se han sentido en el pasado reciente. A que me refiero? Al hecho inequívoco que dentro de unos meses miraremos hacia atrás y nos diremos a nosotros mismos, quizás en silencio, por la pena que nos producirá: “que bruto no haber utilizado la corrección vista para incrementar las inversiones.”
Repasando la historia, la crisis de mercado de medio año que ocurrió en el 2010 generó 13.9% en pérdidas, antes de que el mercado encontrara un punto de estabilidad y reencontrara su senda alcista. La crisis del 2011 le costó al mercado un 17% y la del 2012 le costó al mercado un 8%. Ahora, valga decir que cada uno de esos episodios de incremento de aversión al riesgo fue seguido por importantes valorizaciones de los mercados accionarios. Valga decir que desde el mínimo alcanzado en el índice S&P 500, cuando este índice tocó 666 en Marzo del 2009, el mercado accionario de Estados Unidos ha rendido un 135%. Mejor dicho, el que metió 100 dólares en acciones de EEUU en Marzo del 2009, hoy tiene USD $234, más un 5.1% adicional por los dividendos que le devengó la inversión.
Entender la sicología de mercado es una necesidad inherente del analista que quiere tener la capacidad de entender los movimientos de los mercados internacionales. Porque seamos sinceros; los mercados son un sistema humano que tiene clarísimos visos de sufrir de ciclotimia. Los humanos somos seres que nos dejamos afectar por cuestiones exógenas, por eventos sobre los cuales no tenemos control, y por esta razón cambiamos de visión de forma tan abrupta.
Por ejemplo, la lluvia puede afectar nuestro estado de ánimo y por lo tanto nuestra visión sobre la benevolencia del devenir, hecho que claramente no conlleva ninguna lógica. El lunes podemos estar de excelente genio, con gran nivel de optimismo a futuro, pero ese mismo viernes podemos estar en una depresión tremenda y por razones totalmente inesperadas. Este es el caso hoy en día, pues la verdad sea dicha, la sangría de los mercados ha probado ser simplemente impresionante. Un par de números para poner en contexto la virulencia que ha demostrado tener la caída de los mercados en esta ocasión. Desde el inicio del año, el índice de deuda soberana de JP Morgan, el famoso EMBI, ha perdido 12.9%, y el índice de deuda local ha perdido 12.5%.
Los TES 2024, midiendo el retorno agregado en dólares, han perdido 14%, y los bonos en Reales (Brasil) al 2024 han perdido la barbaridad de 27% desde que comenzó el año. La bolsa de valores de Brasil está abajo un 30% desde el inicio del año, mostrando una dinámica aún más negativa si se compara con la dinámica que mostró este activo durante la crisis financiera del 2008-2009. Nuevamente, toda esta sangría se debe al hecho de que la economía de Estados Unidos se está comportando mejor. Mejor dicho, estamos matando el mundo porque la economía más grande del mundo está saliendo de cuidados intensivos.
Pero como decía en una columna anterior, que no cunda el pánico. El futuro de esta crisis financiera muy seguramente terminará siendo análoga a la mayoría de eventos de estrés económico y financiero que se han sentido en el pasado reciente. A que me refiero? Al hecho inequívoco que dentro de unos meses miraremos hacia atrás y nos diremos a nosotros mismos, quizás en silencio, por la pena que nos producirá: “que bruto no haber utilizado la corrección vista para incrementar las inversiones.”
Alberto Bernal-León
Head of Research Department Bulltick Capital Markets
Viernes, 21 Junio 2013
DesdeWallStreet.com
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